martes, 19 de febrero de 2008

EL DOLOR EN LAS ENFERMEDADES TERMINALES

Tratamiento del dolor

Los enfermos terminales preguntan con frecuencia acerca del dolor. Sin embargo, el médico debe saber que el temor al dolor físico es, a menudo, más insoportable que el propio dolor en sentido estricto. Por eso es necesario explicar al enfermo que, en el momento actual, todos los dolores son controlables y que, llegado el caso, se aplicarán los medios precisos para evitarlos. Mucho más importantes, sobre todo en el caso del anciano, son los sufrimientos morales: el temor a la soledad, al abandono y a las miserias de todo tipo que el enfermo anciano lúcido percibe y no raramente espera en estas situaciones, el miedo a la muerte y a la separación. También aquí la actitud del médico tiene gran importancia. Los temores serán tanto menores cuanto mejor sea la relación interpersonal, la confianza del paciente en la persona de su médico y en las capacidades de éste para superar los males y temores que adivina.

El manejo eficaz del dolor neoplásico es uno de los más grandes desafíos para los médicos de atención primaria. Los autores del artículo han pretendido enfocar el manejo actual del dolor neoplásico dentro de actuaciones polidisciplinares, actuando sobre la mente y el cuerpo del paciente. El manejo del dolor oncológico puede lograrse mejor con un conocimiento de los principios fisiopatológicos del dolor neoplásico, valorándolo correctamente. Un acercamiento sistemático y holístico es necesario para el tratamiento individualizado de cada paciente, teniendo en cuenta los factores físicos, psicológicos y espirituales pertinentes. El médico de atención primaria debe de ser sensible al paciente oncológico, ya que los cuidados necesarios que requiere implican un conocimiento profundo de la situación actual personal. Es necesario un manejo correcto en la unidad oncológica y que tenga acceso a múltiples especialidades. Las unidades del dolor suponen un alivio permanente de las sensaciones algésicas, siendo necesario el control cada cierto periodo de tiempo, permitiendo el acceso del paciente a una medicación analgésica potente, si es necesario. Los enfermos pueden requerir apoyo psicológico y psiquiátrico que les ayude a comprender su nueva situación y, a veces, es conveniente que conozcan a grupos de personas, con una patología similar, que superan sus problemas. Los autores refieren, incluso, la importancia de los cuidados por el personal de enfermería, paramédico, y el servicio de nutrición. El paciente debe de tener asistencia espiritual si la precisa, y un ambiente confortable en el centro.

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